martes, 7 de enero de 2014

Im - perfección.

Observo esa tela uniforme en color y textura; sus hilos colocados en una posición geométrica a distancias exactas e iguales.

Y sube rápidamente a mi garganta y en tres imágenes relámpago veo cómo rasgo esa tela. Cómo odio esa perfección. Y me enamoro porque la voy a romper.

Porque he visto lo que tú llamas imperfección muchas veces y es mi sofá ideal. Por eso sé que esa tela es perfecta y quiero acabar con ella.

Y lo voy a disfrutar. Y lo voy a hacer poco a poco. Mi forma y tu forma de amar es destruir. Es ese poder, resultado de la posesión, lo que nos hace felices, ¿no?

No me malinterpretes, no es un destruir por destruir. Me gusta la armonía pero insisto en que en algo perfecto la armonía carece de valor.

La perfección es la simpleza más odiosa y aburrida.

Vamos a destruirla juntos y, si aún sigues queriendo comparar el resultado con la perfección te dejo que entrecierres los ojos, sólo un poco y, tal vez ahí, lo veas tal como querías.

Cuando abras los ojos yo me habré ido porque, si hay algo más detestable que la perfección, es aquel alma que se niega a amar las cosas del mundo similares a su propia esencia.

"Una vida mejor después de esta" y puedes perecer en esa tela perfecta ahora mismo. Deja que al menos tu sangre dibuje algo hermoso para que esa tela vuelva indigna de sí. Avergonzada.

Vete.

Te odio.


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